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La vida de María: de los desposorios a la Sagrada Familia

El discurso de la Sagrada Familia

El tema de la Sagrada Familia es central en la narración de la vida de la Virgen. La forma como se articulan visualmente las series de pinturas y los grabados de su vida, así como los relatos escritos y la amplia bibliografía barroca sobre la Virgen, determinan una secuencia de acontecimientos en los cuales, aunque ella es el eje, se involucran dos personajes más: su hijo y su esposo, san José. Estos tres personajes conforman una unidad que va a ser denominada la Sagrada Familia. De esta manera, el aspecto que sobresale en las series de su vida es que al menos una tercera parte son escenas en las que se desarrolla la idea de la Sagrada Familia y se representan los tres integrantes, lo que es determinante para la cultura occidental. Esta fuerza narrativa sobre la Sagrada Familia en relación a la vida de la Virgen muestra que por aquella época se está formando la idea moderna de familia. Para entonces, históricamente se habían conformado muchos modelos y formas de hacer familia. El modelo medieval cristiano, por ejemplo, se basaba en la familia extendida, que a su vez tenía muchas formas de relaciones entre sí, entre las cuales sobresalía el clan.

Mapa 1. Porcentaje de la Sagrada Familia en el contexto de la vida de la Virgen

La diversidad de formas de familia implicaba también otros aspectos, por ejemplo, las relaciones entre los sujetos que conformaban una familia no necesariamente estaban fundamentadas a partir de sentimientos o emociones. La paternidad, el amor filial o la misma maternidad podían adquirir formas distintas de experiencia. A esto debe agregarse que aún no se había generalizado el matrimonio sacramental, el cual, aunque se había oficializado con el Concilio IV de Letrán en 1215, aún el Concilio de Trento (1565) seguía reglamentándolo (Gaudement, 1993, p. 326). Y tardó más tiempo su popularización e imposición como costumbre constitutiva de la vida cotidiana, lo que ocurriría hasta el siglo XVIII. Esta es una de las razones por las cuales en la cultura visual medieval son muy escasas las representaciones de la Sagrada Familia y más escasas las de san José.

Tanto esta idea de familia como la imagen del padre comenzaron su ascenso en el siglo XV. Por aquella, época san José dejó de ser una figura marginal, y su integración al núcleo compuesto por María y el Niño, que tenía ya una tradición visual, dio por resultado la formación de la Sagrada Familia. Con ella se consolidó un discurso que pretendía convertir a la familia nuclear, compuesta por padre, madre e hijos, en el centro del ordenamiento de la sociedad. Este proceso fue largo y comenzó siendo un discurso ideal en el cual la pintura participó activamente, pero la práctica matrimonial tardó varios siglos en imponerse como una necesidad cultural. En la América colonial, solo hasta finales del siglo XVIII aparece en el panorama la consolidación de este imaginario social. Esta es la razón por la cual la Sagrada Familia escala en importancia, pero no se convierte en un tema independiente iconográficamente, pues no hay tradición social que lo respalde. Surge dentro de la vida de la Virgen, de modo que las escenas relacionadas con los desposorios cobran fuerza, como también las situaciones en la que es fuerte la presencia de los tres miembros: el nacimiento y las adoraciones, pero el Niño Jesús es el eje narrativo.

Detrás de este discurso familiar se encuentra un primer acercamiento a la importancia que estas sociedades le proporcionan a la unidad familiar, lo que se respalda en los eventos visuales de la huida a Egipto y en las pocas imágenes del exilio en Egipto y el regreso; y se acentúa el tema alrededor del Jesús infante en el taller de Nazaret. Aquí culmina la versión visual de la Sagrada Familia, pues en los acontecimientos posteriores de la vida de Jesús no aparece san José, como en los eventos de la vida pública o la pasión de Cristo. El tema de la Sagrada Familia está localizado en ciertos momentos, a pesar de que son escasas las noticias de la vida de Jesús, José y María por separado. Pero el discurso se respalda fuertemente en otras sagradas familias, la de la Virgen, así como en las escenas de otras paternidades. En América, el tema tiene fuerza suficiente como para considerarlo uno de los temas más representados en la cultura visual.

Como se observa en la gráfica de los temas de la familia nuclear, en la cultura visual americana el problema de la Sagrada Familia se reparte en cuatro grandes bloques temáticos: el primero de ellos, pinturas relativas a la gran figura emergente, san José; el segundo, escenas relacionadas explícitamente con la Sagrada Familia; en tercer lugar, la huida a Egipto con sus varios pasos; y, finalmente, los desposorios. El tema es, sin duda, el más representado de la secuencia de la vida de la Virgen, proporcionalmente cerca del 40 % en la mayor parte de las regiones coloniales. Perú tiene una mayor propensión a la representación de temas novedosos, como los juegos del Niño Jesús o acciones que se acercan a la humanidad de Jesús, como el niño aprendiendo a caminar. En las demás regiones, la producción es equitativa y prácticamente no hay territorio que no produzca algún tipo de representación de esta temática.

 

El tiempo de los modelos de familias

La Sagrada Familia pone en juego una forma de percibir la sociedad. La creación del discurso de la familia según el modelo de Nazaret toma fuerza en estos dos siglos casi de forma uniforme. Su representación puede apreciarse en la línea de tiempo (gráfica 1). Los picos responden a una baja producción en el siglo XVI, obvia por los contextos, y un incremento especialmente en el siglo XVII, el que se constituyó en el siglo de la formación de la familia. De los subtemas habría que llamar la atención sobre la Sagrada Familia, que repunta levemente.

Gráfica 1. Línea de tiempo de los desposorios y la Sagrada Familia

 

La Sagrada Familia en imágenes

A pesar de que los temas de familia se cierran a unos cuantos episodios de la vida de la Virgen, no por esto dejan de tener originalidad. Especialmente plantean una reflexión sobre qué es el discurso de la unidad familiar. En la gráfica de los temas de la familia nuclear se observa que hay cuatro grandes temas, de los cuales se tratarán aparte los que tienen relación con san José, debido a la importancia que tiene esta figura en los comienzos de la modernidad. Esta situación nos ofrece tres grandes conjuntos para su análisis: desposorios, ciclo Egipto y Sagrada Familia. En cuanto al primer problema, los desposorios son un tipo de pintura con algunos antecedentes medievales, de los cuales no hay mayor tradición visual precisamente por el poco alcance cultural que tenía el matrimonio sacramental. El problema del matrimonio se reglamenta y se incentiva después del Concilio de Trento, entonces también la cultura visual le da su respaldo. El modelo que se observa a lo largo de los siglos XVII y XVIII sigue de cerca el mismo patrón (ilustración 1, Arca 17787), al cual se le agregan algunos detalles, especialmente el número de testigos, el tetragramón (Arca 1470), que aparece algunas veces, o el detalle del pretendiente que rompe la vara.

Ilustración 1. Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos, Desposorios de José y la Virgen. Óleo sobre tela, ca. 1680, Nueva Granada. Colección Museo Colonial, Bogotá. (Fotografía del Museo Colonial/Óscar Monsalve)

 

Sin embargo, los desposorios, pese a ser un tema muy novedoso, tienen una cantidad poco representativa, lo que contrasta con la abundancia de escenas de la Sagrada Familia, cuya intención es dimensionarla. Este conjunto, que aporta cerca del 29%, se abre en subtemas que aparecen en la gráfica de la Sagrada Familia. El volumen de su fuerza narrativa permite dividirlo en siete subtemas. El primero de ellos y más numeroso es aquel que presenta a los tres miembros de la familia con Jesús en varios momentos de su infancia. Estas pinturas no obedecen a un modelo definido, antes bien, contienen muchas posibilidades de representación, y no es fácil establecer una tipología ni por edades del infante, como tampoco por las maneras de composición. Eventualmente aparece la Sagrada Familia con algunos de los santos (Arca 6522), otras veces la Virgen tiene alguna advocación particular o asume gestos, como esta Passavensis (Arca 6385), pero acompañada de san José. Este modelo se repite en otros subtemas: la Sagrada Familia incluyendo a san Juan (Arca 4443), el sueño de Jesús, en el que aparece el niño dormido (Arca 1492), y el tema de la familia en la mesa, alegoría de la última cena (ilustración 2, Arca 1397).

Desde esta misma perspectiva, dos temas menos lineales y más simbólicos son los denominados “los cinco señores”, que en realidad son un remanente de la familia extendida, en el cual aparecen las dos sagradas familias, es decir, Jesús, sus padres (san José y María), abuelos (santa Ana y san Joaquín) y eventualmente su primo, san Juan el Bautista. Estas pinturas tampoco tienen modelos establecidos y muestran gran riqueza visual, son, quizás, las más vistosas de la vida de la Virgen (Arca 2201). Las escenografías son variadas, así como los ambientes y las maneras de composición. Lo mismo sucede con la representación de las escenas del taller de Nazaret, en las que aparece una escena íntima de la Sagrada Familia, vinculada especialmente con la vida cotidiana en la medida en que se muestran el oficio de la carpintería, las labores domésticas y los comportamientos del Niño (Arca 4809). Finalmente, debe hacerse relación a dos acontecimientos que si bien no pertenecen a la Sagrada Familia estrictamente, sí son los preámbulos a la familia y exaltan el valor de la pareja: el empadronamiento en Belén (Arca 7089) y la búsqueda de posada (Arca 5307).

Ilustración 2. José de Alcíbar, La bendición de la mesa. Óleo sobre tela, siglo XVIII, Nueva España. Colección Museo Nacional de Arte, México. (Dominio público)

 

El último bloque en el que aparece esta representación de la Sagrada Familia como unidad es en el ciclo de Egipto. La huida a Egipto hace parte de los siete dolores de la Virgen y en América tuvo históricamente cuatro escenas: el momento en que parten (Arca 376), el descanso mientras esperan bajo un árbol (Arca 3834), el exilio en Egipto —escena de la que existen muy pocos ejemplares— y el regreso, cuando Jesús es un adolescente (ilustración 3, Arca 19969). La huida a Egipto solo aparece en el Evangelio de Mateo (2:13-23), pero sin datos precisos, solo menciona que un ángel le anunció en sueños a san José que Herodes iba a matar al niño y que huyera a Egipto. Dice el texto «Él se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes» (2:14-15). Esta escueta descripción se amplió en los evangelios apócrifos. De este modo, las escenas se representaron bajo modelos más o menos similares, con pocas variantes. Esta es una importante diferencia con respecto a los otros temas de la Sagrada Familia.

Las imágenes de la Sagrada Familia en su huida no tienen sustento bíblico, pues la descripción puede estar contenida en un evangelio apócrifo. En la imaginación católica se trataba de representar un momento que le confiere humanidad a lo sagrado, la pareja se detiene para que la Virgen le dé alimento al Niño, mientras que José y el ángel los observan.

Ilustración 3. Anónimo, Regreso de Egipto de la Sagrada Familia. Óleo sobre tela, siglo XVII, Nueva Granada. Colección Museo Colonial, Bogotá. (Fotografía del Museo Colonial/Óscar Monsalve)

 

Los relatos de la familia

El relato visual de estas facetas de la vida de la Virgen intentaba definir lo que significaba formar una familia en ese mundo moderno. Se trataba, fundamentalmente, de un discurso que apelaba a los elementos básicos de la iconografía que utilizó el Barroco para persuadir la práctica de cierto tipo de valores. Por ejemplo, las escenas de la huida a Egipto se representaban con frecuencia debajo de una palmera o un árbol, símbolo de martirio, lo que implicaba la idea de las dificultades de la construcción de la familia. La composición pretende generar devoción a la Sagrada Familia, que, como se ha mencionado, es uno de los temas centrales del periodo colonial. Un detalle de una buena parte de estas pinturas es cómo se alimenta al Niño (Arca 18531). El seno descubierto de la Virgen remite a un tema de gran tradición desde la Baja Edad Media, alimentar con la leche materna, conocido también como la lactación de María. Esta devoción tiene su origen en la idea medieval de que la leche se formaba por la corrupción de la sangre. En el pensamiento cristianismo adquirió un sentido místico porque si la sangre es el símbolo de “lavar los pecados” al ser derramada por Cristo, la leche representa la transmisión de las virtudes. En este sentido, la imagen muestra cómo la Virgen comunica a su hijo sus virtudes: paciencia, llamado de Dios y aceptación del destino. Se transmitía un modelo de comportamiento que debían imitar las demás mujeres.

Se trataba de establecer la familia nuclear como un espacio central en el orden social, en una sociedad donde esta práctica no estaba instituida.

Los demás aspectos de las imágenes tratan los ideales de familia que debían regir la sociedad. En los desposorios, san José enarbola la vara florida, con lo que se quiere comunicar el sentido de castidad que debe acompañar la formación de la pareja. Se trataba de establecer la familia nuclear como un espacio central para la construcción del orden social, en una sociedad donde esta práctica no estaba instituida. La huida a Egipto o el hogar de Nazaret suponen un conjunto de valores, como, por ejemplo, la idea de la unidad familiar, lo que se refuerza con la presencia del ángel, que aporta la certeza de la presencia de Dios en la vida matrimonial. Como esta es la época en la que el Concilio de Trento reglamenta el sacramento del matrimonio, se establece una normatividad más específica para poder llevarlo a la práctica.

El relato visual de la Sagrada Familia trata de comunicar un discurso que se consolida lentamente y que se muestra en muchos pasajes de la vida de la Virgen y Cristo. Por esta razón es tan importante la presencia de los aspectos de la vida cotidiana, como los objetos que se usan a diario, la cocina, el hogar en general: san José trabajando, Jesús jugando o ayudándole en las labores de carpintería, y la Virgen cocinando o cosiendo. Este es el retrato de la sociedad y un modelo de los roles que debía desempeñar cada uno de los miembros de la sociedad colonial.

 

 

 

Referencias bibliográficas y lecturas recomendadas

Aries, Philippe. (1987). El niño y la infancia en el Antiguo Régimen. Madrid: Taurus.

Gaudement, Jean. (1993). El matrimonio en Occidente. Madrid: Taurus.

Maquívar, María Consuelo. (2006). De lo permitido a lo prohibido. Iconografía de la Santísima Trinidad en la Nueva España. México: Conaculta – INAH – Miguel Ángel Porrua.

Pacheco, Francisco. (1649). Arte de la pintura, su antigüedad y grandezas. Sevilla: Simón Faxardo, impressor de libros, a la Cerrajeria.

Rodríguez Jiménez, Pablo. (2004). La familia en Iberoamérica 1550-1980. Bogotá: Universidad Externado de Colombia – Convenio Andrés Bello.

 

 

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