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La vida de María: concepción e infancia

Las fuentes de la vida de la Virgen

La interpretación de la vida de la Virgen es uno de los temas de la mariología que más cambios ha tenido, en buena parte debido al silencio de los textos evangélicos sobre la vida de María y la falta de sistematización de estos hechos. Y, precisamente por esta razón, la producción de imágenes que cuentan esta historia, que, por lo general son series, varían en la forma como interpretan, adecúan o excluyen un hecho. La producción de estas pinturas relacionadas con la infancia y la vida de la familia de la Virgen María tiene un complejo panorama de producción que está relacionado con el contexto de la Contrarreforma católica. El problema tiene sus orígenes en lo que acaba de mencionarse: prácticamente ninguno de los hechos sobre la infancia o la vida familiar de la Virgen, lo que incluye a sus padres san Joaquín y santa Ana, tienen fundamento en el Nuevo Testamento. La mayor parte de las escenas que recoge la tradición visual se fundamentan en relatos medievales y están alimentadas en la proliferación de los libros apócrifos, especialmente tomados de los pasajes del protoevangelio de Santiago, el evangelio de pseudo-Mateo y el Libro de la Natividad de María (Schenone, 2008, p. 119).

Mapa 1. Proporción de la concepción e infancia con respecto al ciclo de la vida de la Virgen

La mayor parte de las fuentes que alimentaban la historia de la Virgen no eran canónicas, razón por la cual fueron rechazadas por los movimientos protestantes. Dentro de la misma tradición católica se empleaban algunas imágenes cuya procedencia era dudosa, frente a lo cual la Iglesia actuó con cautela: hubo un momento en que no había claridad si estas imágenes que no tenían sustento bíblico se debían o no realizar. De hecho, la tensión se dio entre quienes defendían “el mantenimiento de las antiguas tradiciones piadosas y el enérgico revisionismo de no pocos prelados y doctores que proponían la exclusión de lo que no se apoyaba en los relatos evangélicos” (Schenone, 2008, p. 119). De esta manera, los temas relacionados con la infancia de la Virgen María tendían a ser excluidos del arte europeo. En Iberoamérica el asunto es diferente porque la cultura visual se aferra a la tradición conservadora española, que prefiere mantener las versiones medievales de estos hechos. Se debe agregar que la escritura de libros sobre la vida de la Virgen apareció profusamente en la España del Siglo de Oro, como la de Villegas o la monja de Ágreda. Dichos textos se organizaron a partir de leyendas medievales y de los evangelios apócrifos, sin sustento bíblico. De esta manera, muchas escenas no canónicas de la vida de la Virgen subsisten en el imaginario visual colonial con mucha fuerza.

Por esta razón, los temas relacionados con la infancia y la familia de la Virgen se encuentran concentrados en, por lo menos, seis grandes conjuntos de subtemas, de los cuales algunos tuvieron mucha difusión en Iberoamérica. Las escenas más importantes se establecen alrededor de la concepción de la Virgen, su sagrada familia, el nacimiento, la presentación en el templo, la educación de la niña Virgen y un tópico muy indiano, la Virgen hilandera. La influencia de España permitió que se representaran en todos los territorios iberoamericanos, como se observa en el mapa 1, en el que se muestran los promedios de estos temas en cada país con respecto a las pinturas de la vida de la Virgen. Aunque algunos temas tienen más fuerza que otros. Por ejemplo, la Virgen hilandera solo se produce en Perú y Charcas, lo mismo que la concepción de la Virgen se produce esencialmente en la Suramérica andina, mientras que santa Ana, la madre de la Virgen, tiene una especial aceptación en la Nueva España. Sin embargo, en otras regiones el tema tiene particular relación con las alegorías.

 

La infancia de la Virgen en el tiempo

La producción visual de estos temas es constante a lo largo de todo el periodo colonial, aunque al observar con detenimiento los seis temas en relación a sus líneas de tiempo se percibe que no todos se produjeron bajo el mismo canon de temporalidad (gráfica 1). La sagrada familia de la Virgen es el de más larga trayectoria, mientras que la concepción y la educación hacen parte de la visualidad del siglo XVII. Otros, como la hilandera y la presentación, tienen un ritmo más pequeño de producción. La mayor parte de los cambios y correspondencias están relacionados con una sociedad que se imagina a la Virgen y los valores que contiene.

Gráfica 1. Línea de tiempo de las pinturas de la vida de María: concepción e infancia

 

La infancia de la Virgen en imágenes

A pesar de que las imágenes de la vida de la Virgen no tenían clara procedencia de los evangelios y estaban inspiradas en textos no canónicos, la producción visual colonial desarrolló un grupo de representaciones sobre las fases más significativas de su vida. Estos temas se clasificaban dentro de lo que se denomina la historia sagrada, a lo que se agregaba el desconocimiento por parte de los fieles de qué era bíblico y qué no lo era, por la sencilla razón que en estas sociedades los creyentes carecían de biblias en lengua vulgar, pues solo la Iglesia tenía el privilegio de su interpretación. Este hecho complicaba la posibilidad de que los católicos tuvieran clara la frontera entre el texto de procedencia evangélica y aquellos que no lo eran. De cualquier modo, estas imágenes tenían como función mostrar teológicamente cual sería la vida de Cristo. Es decir, pintar la infancia de la Virgen y su familia era proclamar la predestinación, la elección de Dios, la pureza de la Virgen y la idiosincrasia de su familia.

Ilustración 1. Anónimo, Inmaculada Concepción. Óleo sobre tela, siglo XVII, Nueva Granada. Colección Museo Colonial, Bogotá. (Fotografía del Museo Colonial/Óscar Monsalve)

 

Por esta razón es proporcional la repetición de algunos temas en la Iberoamérica colonial, lo que determina que el problema no estaba localizado en regiones, sino que tenía tendencias más complejas y globales. En el gráfico de los temas de la infancia de María pueden observarse aquellos más sobresalientes, entre los cuales sobresale la sagrada familia, el nacimiento y la concepción de la Virgen. Cada uno de estos tiene características específicas y una historia visual, de las cuales podemos rescatar algunos ejes centrales que ayudan a comprender sus significados en la cultura colonial. En primer lugar, por su importancia simbólica, debe ubicarse el problema de la concepción de la Virgen, también denominada “los tallos”. En esencia, la imagen sigue el prototipo de la ilustración 1 (Arca 17647): Joaquín y Ana están uno frente al otro, de sus vientres brotan ramas que culminan en una flor, en la que se encuentra la Virgen María con los atributos de la Inmaculada Concepción. Los cambios a esta imagen son contextuales, a veces las ramas culminan en un jardín (Arca 9257), otras veces en una esfera en la que se reproduce el jardín del edén, una tradicional versión de Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos, de quien se conocen seis versiones de esta imagen (Arca 18521).

Este tipo de representación es claramente del siglo XVI, no se conocen antecedentes medievales y su origen puede estar, según algunos autores, en una versión simplificada del árbol de Jesé. También en la iconografía medieval existe un intento por establecer la genealogía de Jesús, pero, a pesar de la importancia del tema, son muy pocas las versiones conocidas para la América colonial (Arca 10151). Esta iconografía trata de destacar la Inmaculada Concepción y la familia de la Virgen, el subtema más representado. Su tratamiento incluye de diversas maneras a los tres personajes, san Joaquín, santa Ana y la niña María. Se disponen los personajes solos (Arca 1827 y 1841), cada uno de los padres con la niña (Arca 2737) o los tres juntos (Arca 5296), en una escena muy similar al regreso de Egipto de la otra Sagrada Familia, la que formará la Virgen con san José. En pareja, los padres de María solo aparecen en la escena del Encuentro ante la puerta dorada (Arca 9130). Este tema, de origen medieval, tiene un tinte inocente: como se trataba de ancianos estériles, la imaginación se ocupó de hacer que un beso en este encuentro engendrara a la Inmaculada Virgen María. Para los siglos XVI y XVII, el tema ya no tiene vigencia.

Ilustración 2. Francisco Eduardo Tresguerras, Santa Ana y la Virgen niña. Óleo sobre tela, siglo XVIII, Nueva España. Colección Museo Nacional de Arte, México. (Dominio público)

 

A continuación se encuentra el nacimiento de la Virgen, el cual tiene amplia producción narrativa visual y sigue un modelo más o menos definido. En una habitación se encuentra santa Ana tendida en el lecho, mientras algunas mujeres asisten a la niña recién nacida y san Joaquín se encuentra sentado a un lado del lecho. Detalles más o menos, la escena representa el nacimiento, el acompañamiento de los ángeles y aspectos de la vida cotidiana. La celebración del nacimiento de María es una fiesta temprana de la cristiandad, con mucha tradición oriental bizantina y medieval, pero para los siglos en cuestión ya ha perdido parte de su brillo. El hecho trata de resaltar el carácter milagroso del nacimiento de la Virgen para exaltar el poder de Dios, una niña nacida de padres ancianos.

Finalmente debe mencionarse el tema de la presentación de María, que también tiene importancia significativa y procede de los evangelios apócrifos. El modelo narrativo es más o menos el mismo: la sagrada familia se encuentra dentro de un templo, la Virgen niña sube unas gradas, al final de las cuales la espera el sacerdote (Arca 14172). El tema está tomado del protoevangelio de Santiago y del evangelio de pseudo-Mateo, en los cuales se ofrece una escueta información que avivó la imaginación sobre su representación. Este tipo de tópicos hacen parte de la liturgia cristiana oriental y fueron incorporados a la tradición católica solo desde el siglo XI (Schenone, 2008, p. 135). Cierra este ciclo la educación de la Virgen (Arca 522), tema tardío bajomedieval que posiblemente tuvo éxito en el contexto de la insistencia de la Iglesia tridentina de entregar a las niñas a la educación femenina (ilustración 3, Arca 11129). También sigue el estricto sistema narrativo en el que santa Ana le enseña a leer a la Virgen, por lo general bajo la mirada de san Joaquín (ilustración 2, Arca 264). Finalmente se encuentra el tema de la niña tejiendo, contrapartida del Niño de la Espina, que nace posiblemente en talleres sevillanos, pero en América (Arca 1279) quizás está más relacionado con una perspectiva alegórica.

 

Las familias modernas

Los temas tratados en esta parte involucran una experiencia que se ha mencionado: la conformación moderna de los sentimientos de familia, infancia, paternidad y maternidad. La tendencia visual de la época se enfoca fundamentalmente en la Sagrada Familia compuesta por José, María y Jesús. Pero lo que muestran estas pinturas es que el problema no se detiene allí, pues hay un volumen más o menos significativo de temas —como este— que reflejan el ascenso de la familia moderna. En el espacio de las prácticas sociales se encuentra el retrato de familias y niños, que muestra algunos problemas particulares a esa forma de representación social: gestualidades, gustos, aproximaciones corporales, etc. Pero también se encuentran características de idealización en el discurso religioso, que en última instancia es el que alimenta el imaginario de la conformación social.

Ilustración 3. Anónimo, La educación de la Virgen. Técnica mixta, enconchado, finales del siglo XVII, Nueva España. Colección Los Angeles County Museum of Art (LACMA), Los Ángeles. (Dominio público)

 

Estos dos elementos, familia e infancia moderna, son inseparables: “El sentimiento de la familia, que surge de tal modo durante los siglos XVI y XVII, es inseparable del sentimiento de la infancia” (Aries, 1987, p. 465). Y esto se manifiesta en el discurso religioso. La manera como el discurso visual trató a la familia de la Virgen corre paralela a la forma como se le dio significado a la familia de Jesús. Se trata de hacer evidentes tres temas, el primero de ellos es la infancia de la Virgen. La producción visual pone el fenómeno social como un proceso: el nacimiento de la Virgen, la presentación, la educación, con sus padres, etc. Este aspecto desarrolla un contexto necesario para destacar el carácter individual del sujeto y el papel de la familia nuclear. La Virgen María se encuentra plenamente identificada en ese núcleo, eje esencial para la sociedad moderna. El segundo aspecto es la creciente importancia de la paternidad. Si en el caso de Jesús se destaca la figura de san José, en la vida de la Virgen la figura central es su padre, san Joaquín. Esta también es una figura tomada de los evangelios apócrifos, sobre la cual se despertó cierta censura por la falta de canonicidad, pero que, al fin de cuentas, desempeñó un significativo papel teológico en la conformación de la paternidad moderna; por esta razón se presenta un buen número de pinturas de san Joaquín con la niña, en un formato similar al de san José con el niño.

En tercer lugar se encuentra la importancia que tienen los nacimientos como símbolo de predestinación dentro de la cultura barroca y la manera como estos se relacionan con la vida portentosa, aquella marcada por la presencia de Dios. El nacimiento es un preanuncio de lo que será la vida adulta del sujeto. De fondo estos temas están relacionados con una perspectiva inmaculista: determinar que la pureza de la Virgen marca su cotidianidad y prepara el espacio para la familia cristológica.

 

 

 

Referencias bibliográficas y lecturas recomendadas

Aries, Philippe. (1987). El hombre ante la muerte. Madrid: Taurus.

Londoño, Santiago. (2012). Pintura en América Hispánica, t. 1, Siglos XVI al XVIII. Bogotá: Universidad del Rosario.

Rodríguez Jiménez, Pablo. (2004). La familia en Iberoamérica 1550-1980. Bogotá: Universidad Externado de Colombia – Convenio Andrés Bello.

Schenone, Héctor. (2008). Iconografía del arte colonial. Santa María. Buenos Aires: Pontificia Universidad Católica Argentina.

Sebastián, Santiago. (1990). El Barroco iberoamericano, mensaje iconográfico. Madrid: Ediciones Encuentro.

Sobrino, María de los Ángeles. (1994). Entre la especulación y el obrar: La función de la emblemática mariana. En Jaime Cuadriello et al., Juegos de ingenio y agudeza. La pintura emblemática en la Nueva España. México: Museo Nacional de Arte – Conaculta.

 

 

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