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Predestinación

Sobre el libre albedrío

La doctrina de la predestinación plantea que Dios conoce desde el pasado eterno la identidad de aquellos individuos que serán salvados y condenados. Es una doctrina que se encuentra en constante tensión con la idea del libre albedrío de la humanidad y busca darle solución al dilema de un Dios omnisapiente con la libertad de elección de los hombres. La primera doctrina de la predestinación fue planteada por san Agustín de Hipona en su controversia con la herejía del pelagianismo. Estos sostenían que Adán habría muerto incluso si no hubiera cometido desobediencia contra Dios al comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. La postura negaba la idea del pecado original y afirmaba que la salvación podía ser ganada por medio del libre albedrío de los hombres, incluso sin que Cristo hubiera muerto en la cruz. En contraposición, san Agustín mantenía la posición que la voluntad humana era impotente a la gracia entregada libremente por Dios a aquellos que habían sido predestinados para la salvación, lo que estaba sostenida en pasajes de la carta de Pablo a los Romanos (9:6-33) o Deuteronomio (8:17). Sin embargo, la posición de san Agustín planteaba que Dios elige a quienes Él sabe que van a elegir libremente creer, en un intento de reconciliar la elección divina con el libre albedrío, en un proceso de gracia que es irresistible en lugar de coercitiva.

Esta propuesta fue principalmente rescatada por los reformistas del siglo XVI, los cuales estaban constantemente preocupados por la pregunta de la salvación de un hombre que es fundamentalmente pecaminoso ante el juicio de un Dios todopoderoso e imponente. Central en la Reforma de Juan Calvino, la predestinación partía de la doctrina de la total depravación de la humanidad. Para ellos, la caída de Adán, que no podía ser evitada, sumió a la humanidad en tal estado de corrupción que toda salvación solo era posible por medio de la libre gracia de Dios, quien había elegido a quienes se salvarían y a quienes se condenarían. La diferencia con la postura de san Agustín es que deja un lugar muy reducido para el libre albedrío, pues sostiene que desde el comienzo de los tiempos Dios había predestinado el pecado original y la elección de los que habrían de ser salvados. Por lo tanto, y este es el principal punto de separación con la Iglesia católica y otras congregaciones protestantes como el metodismo, la expiación por medio del sacrificio de Cristo, el medio necesario de acceso a la gracia de Dios, es limitada, ya que estaba dirigida únicamente a aquellos individuos que ya estaban predestinados a la salvación.

Aunque la doctrina de la predestinación es mucho más radical en el calvinismo, otras escuelas protestantes como el arminianismo tomaron posturas mucho más cercanas a las sostenidas por san Agustín. Estos debates con los protestantes incorporaron y reanimaron el debate católico en la cultura barroca. El fuerte culto al Cristo de la pasión y a la idea de la muerte puso el problema de la predestinación en función de la elección que Dios había hecho sobre su hijo, de modo que la cultura visual mostraba permanentemente esta elección. La idea de conocimiento y predeterminación se sumó a los problemas teológicos que establecían una diferencia entre salvación y condenación, en relación a la gracia y el pecado.

 

 

Referencias bibliográficas y lecturas recomendadas

Caro Baroja, Julio. (1985). Las formas complejas de vida religiosa (siglos XVI al XVII). Madrid: Sarpe.

Fries, Heinrich. (1979). Conceptos fundamentales de la teología, t. II. Madrid: Ediciones Cristiandad.

Johnson, Paul. (2010). La historia del cristianismo. Barcelona: Ediciones B.

Possehl, Carl. (s.f). The Comparison of Calvinism and Wesleyan Arminianism. Disponible en: http://www.onthewing.org/user/Arm_Arminian%20vs%20Calvinist%20-%20Wesleyan.pdf.

Stauffer, Richard. (2009). La Reforma y los protestantismos. En Historia de las religiones, t. 7, Las religiones constituidas en Occidente y sus contracorrientes I. México: Siglo XXI Editores.

 

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