Puede considerarse el Barroco como una experiencia cultural en la historia europea que se ubica entre los años 1600-1750, aunque esta periodización puede variar dependiendo del tipo de análisis que se esté haciendo. También se refiere a un estilo artístico caracterizado por la exageración de elementos y de las formas, que aplica para la pintura, la escultura, la arquitectura, la moda e incluso para la cocina. Socialmente, el periodo se caracterizó por el fortalecimiento de las monarquías centrales europeas y los medios para mantenerlas, en las que se acuñó de manera más radical la idea del derecho divino de los reyes a gobernar. Por lo tanto, es un periodo de formación de Estados más “nacionales” o unidades políticas claramente definidas y atadas a una monarquía específica, a diferencia de la atomización del poder durante el feudalismo. El proceso hace parte de la modernización del Estado con el desarrollo de una burocracia, unas políticas económicas de carácter “nacional”, como el mercantilismo, y una clara diferenciación religiosa de reino a reino. Se dio con más fuerza en los países católicos localizados en la cuenca del mediterráneo: España, Portugal, Francia, Italia y el Imperio Habsburgo; mientras que se localizó de manera más medida en regiones protestantes: Inglaterra, Holanda, los Estados del norte de Alemania y los países escandinavos.
El Barroco se encuentra fuertemente asociado a la hegemonía francesa borbónica en Europa tras el fin de la guerra de los Treinta Años (1618-1648) y la firma del tratado de Westfalia. Como estilo artístico, cumplía funciones importantes dentro del nuevo orden social que había nacido del caos religioso propiciado por la Reforma protestante y al cual se le había intentado poner fin con este tratado. En primer lugar, fue una cultura y un modo artístico promovidos por la Iglesia católica para comunicar las decisiones y los cambios adoptados en el Concilio de Trento. En este sentido, el Barroco fue una importante herramienta de la Contrarreforma, aunque no su consecuencia. Esto se vinculó a través de temas obsesivos del Barroco: la experiencia de la muerte, la vida como un teatro, el desengaño y las vanidades. El arte comunicaba estas experiencias de la realidad por medio de obras grandiosas, que en consecuencia promovían el culto público y la reflexión de estos problemas.
Esto explica por qué el arte religioso se consolida mucho más en los países católicos que en aquellos protestantes, los cuales se mueven a temas más secularizados. La imagen servía como medio de enseñanza y de perturbación, y el culto debía ser un reflejo de la alegría espiritual por medio del canto y el lujo que representaban la gloria de Dios y su Iglesia. Ahora, teniendo en cuenta que la monarquía se entendía como la protectora de la Iglesia, el Barroco también cumplía la función de enaltecer la figura del monarca elegido por Dios para gobernar a su pueblo. La exaltación de la majestad real tomó mayor consistencia con la consolidación de las monarquías absolutas, las cuales consideraban que el ejercicio del poder solo era perfecto si se manifestaba a los súbditos mediante el brillo y la grandeza del espectáculo real. En este escenario es el que se ve más claramente la influencia francesa, principalmente en la corte de Luis XIV.
De este proceso se derivan tres elementos importantes a tener en cuenta de la cultura barroca europea. Primero, es una cultura que busca que el espectador sea partícipe de lo que está presenciando, lo que se debe al objetivo comunicador, aleccionador y propagandístico que tiene esta cultura sobre todo en los países católicos. Segundo, es una cultura de masas, la cual está apelando a la creciente población urbana en Europa y en las colonias del Nuevo Mundo, en la medida que el poder político se concentra en ciudades. Sin embargo, no se puede olvidar que son sociedades mayoritariamente rurales. Tercero, es una cultura conservadora que busca preservar el rígido orden estamental que mantiene unida a la sociedad europea de los siglos XVII-XVIII, es así que las novedades que afecten este orden social son vistas con sospecha.
Arte barroco general. Disponible en: http://iesjorgejuan.es/sites/default/files/apuntes/sociales/historiadelarte2/tema11barroco/artebarrocogeneral.pdf.
Claus, Karl y Charles, Victoria. (2009). Baroque Art. Nueva York: Parkstone Press International.
Maravall, José Antonio. (1975). La cultura del Barroco: Análisis de una estructura histórica. Barcelona: Editorial Ariel.