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Relato de la historia
La pintura histórica se constituyó en un importante género de narración visual que llegó a tener su propia estructura. Se trataba de un ejercicio visual para guardar memoria de los hechos, pero solo se produjo en algunos lugares. Por el tipo de temas se puede clasificar en historia civil, eclesiástica, hechos indígenas e historia universal.
Prácticamente los únicos lugares donde se desarrolló pintura histórica fue en Nueva España, donde se encuentran varias series sobre la conquista de América; en menor medida en Perú y Brasil. El alto volumen del tema en el territorio anglosajón, se explica desde el gusto protestante por estas temáticas seculares.
Los contendidos de la pintura histórica eran mucho más complejos que la simple narración de hechos históricos. Estas pinturas buscaban emular el pasado, para lo cual la invención a partir de grabados de otras temáticas ayudaban a imaginar la escena (76%). Esa invención podía tener otras fuentes, algunas narraciones se “desdoblan” del Antiguo Testamento, otras estaban inspiradas en las crónicas y hasta en la vida de los santos.
Las pinturas históricas no buscan narrar hechos verdaderos, ni reconstruir fielmente una batalla, un escenario de guerra, o un hecho histórico. Tenían una función moralizante. Por estas razones algunos de sus símbolos más recurrentes estaban relacionados con temas y perspectivas religiosas.
El hecho de relatar acontecimientos históricos obliga a la descripción. El objetivo era mantener la percepción del relato visual. El 70% de las pinturas históricas tienen algún tipo de presencia de escritura, lo cual explica o rememora los acontecimientos.
Los temas de la pintura histórica están relacionados con espacios exteriores y urbanos. Estos son los escenarios que más se resaltan en estas narraciones. Algunas de las historias eclesiásticas tienen una connotación moral, pues al estar vinculadas con la expansión del cristianismo y la evangelización de América colonial, tratan de mostrar una religión triunfante.
De estos cuatro temas, el caso de la pintura histórica de la conquista es particular por el tipo de material en que se representaron las series: enconchados, una técnica de la Nueva España. Las demás pinturas emplean, en buena proporción, la tela como materialidad.
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