Descripción: Ignacio de Loyola describió en sus Ejercicios espirituales cómo debía llevarse a cabo la composición de lugar. Este era un método para componer las imágenes en la imaginación, lo que podía ayudar a la meditación. Sin embargo, la técnica fue tan importante que este texto se convirtió en una de las tecnologías barrocas para tratar la pintura.
1º. Preámbulo. El primer preámbulo es la composición, que es ver con la vista de la imaginación la longitud, anchura y profundidad del infierno.
2º. Preámbulo. El segundo, demandar lo que quiero: pedir con el sentimiento interno de pena que quiero sufrir los dañados, para que si el amor del señor eterno me olvide por mis faltas, o al menos el temor de las penas me ayude para no venir en pecado.
1º punto: El primer punto será ver con la vista de la imaginación los grandes fuegos, y las ánimas como cuerpos ígneos.
2º. El 2º: oír con las orejas llantos, alaridos, voces, blasfemias contra Cristo nuestro señor y todos sus santos.
3º. El 3º: oler con el olfato humo, piedra azufre, setina y cosas pútridas.
4º. El 4º: gustar con el gusto cosas amargas, así como lágrimas, tristeza y el verme de la consciencia.
5º. El 5º: tocar con el tacto, es a saber, cómo los fuegos tocan y abrasan las ánimas.
Loyola, Ignacio de. (1991). Ejercicios espirituales. Obras completas. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, p. 226.