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El infierno y la composición de lugar

Descripción: Ignacio de Loyola describió en sus Ejercicios espirituales cómo debía llevarse a cabo la composición de lugar. Este era un método para componer las imágenes en la imaginación, lo que podía ayudar a la meditación. Sin embargo, la técnica fue tan importante que este texto se convirtió en una de las tecnologías barrocas para tratar la pintura.

 

[65] Quinto ejercicio es la meditación del infierno; contiene en sí, después de la oración preparatoria y dos preámbulos, cincos puntos y un coloquio.

 

1º. Preámbulo. El primer preámbulo es la composición, que es ver con la vista de la imaginación la longitud, anchura y profundidad del infierno.

2º. Preámbulo. El segundo, demandar lo que quiero: pedir con el sentimiento interno de pena que quiero sufrir los dañados, para que si el amor del señor eterno me olvide por mis faltas, o al menos el temor de las penas me ayude para no venir en pecado.

1º punto: El primer punto será ver con la vista de la imaginación los grandes fuegos, y las ánimas como cuerpos ígneos.

2º. El 2º: oír con las orejas llantos, alaridos, voces, blasfemias contra Cristo nuestro señor y todos sus santos.

3º. El 3º: oler con el olfato humo, piedra azufre, setina y cosas pútridas.

4º. El 4º: gustar con el gusto cosas amargas, así como lágrimas, tristeza y el verme de la consciencia.

5º. El 5º: tocar con el tacto, es a saber, cómo los fuegos tocan y abrasan las ánimas.

 

 

Loyola, Ignacio de. (1991). Ejercicios espirituales. Obras completas. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, p. 226.

 

 

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